La expresión “el héroe que no fue héroe” se refiere a un concepto literario y cultural: un individuo que se presenta o se cree que es un héroe, pero que en realidad no cumple las características ni realiza las acciones que definen la heroicidad, o que ha sido despojado de su estatus heroico por la historia o por la sociedad… pero que aun así realiza actos grandiosos. Con esas mismas palabras puedo describir a un entrañable amigo que nos dejó hace muy poco... Su nombre quizás será olvidado, pero su legado estará en mi corazón y en el de su familia, seguramente por la eternidad. Se trata de Juan Carlos Medina quien, con su humildad, compromiso desmedido y dedicación sin igual se destacó como canillita y como un ser humano para los que tuvieron el honor de conocerlo. Sinceramente cálido, correcto y totalmente honorable, palabra que por estos días se escucha tan poco. Fue una persona de honor que hizo el servicio militar, se destacó en cada virtud aprendida y reconoció los valores que dejaron en él las empresas donde trabajó. También dejó grandes amigos y compañeros y luego, por esas cosas de la vida, se dedicó sin precedentes a la venta de nuestro diario LA GACETA que orgullosamente llevaba a cada hogar de su querido Lules. Fiel a su reparto, dejaba cada día su vida por clientes y amigos. Orgullosamente era el primero en recibir al camión de reparto y era el último en abrochar y separar hasta los cupones de los Números de Oro. Cada gesto para con sus clientes era único y hacía partícipe a cada familiar suyo de su labor. Por todo esto, deja en sus hijos/as, nietos/as y yernos un legado de pasión por superarse cada día un poco más, ser fiel al honor y manejarse con sus seres cercanos de manera incondicional. El respeto y admiración no sólo merecen páginas en el diario que él mismo vendía, sino portadas de reconocimiento al ser humano pocas veces reconocido como un verdadero héroe. El que, a pesar de cualquier adversidad, daba su vida puesta en ello con honor. Sin más, va esta sentida semblanza y queda mi entera disposición para todo aquel que honre el legado de un grande entre los grandes: Juan Carlos Medina.
Marcos de la Rosa
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